lunes, 25 de agosto de 2014

25 de agosto, en Gálvez el culo nos huele a feria.

Y es que, qué quieren que les diga, en estas fechas, a un galveño, el mundo se la trae floja. En este pueblo de Gálvez todo huele a feria. En ocasiones, como el sábado, algo más que olor. Y es que se produjo el mismísimo concurso infantil de disfraces, actividad hasta ahora siempre ferial y este año convertida en pre-feria. 

Como se puede observar vuelvo a romper mi norma de no hablar de mi pueblo, Gálvez, pero supongo que en este caso los galveños y no galveños podrán perdonármelo. Y si no, que pataleen. 

Volviendo al concurso de disfraces. Tengo una esposa muy dada a la imaginación, ya sea en la cocina con tartas increíbles, ya sea demostrando gran originalidad a la hora de los disfraces. Y he aquí que, a saber de dónde sacó la idea, decidió disfrazar a nuestro hijo de ducha, "Baño de Espuma" propuse titularlo. Y de esta guisa participo el pequeño en el concurso.



Sin mayor pretensión que la de participar, que el niño se divierta y en grado sumo que alguien te felicite por tu originalidad, llegamos a la entrega de premios. Llegamos, porque yo ejerzo de padre y acompaño, pero repito, en este guiso yo no merezco mayor mérito. Total que allí estábamos, sentados tranquilamente junto a algunas Buenas Compañías, botellín en mano, cuando comenzó la entrega de premios. "Un sexto o séptimo, un quinto como máximo", susurré a mi cónyuge. "Estaría bien", respondió ella. Hay que informar que se presentaron casi cuarenta participantes y que había 15 premios, por lo cual cuando nombraron al noveno decidí coger al retoño participante, y subido a hombros acercarnos al lugar dónde una guapa concejal estaba entregando los premios previo nombramiento por megafonía. 

Ale, a ver cúal es el nuestro izan. Nombran al séptimo, nombran al sexto, quinto, cuarto.... y empiezan los nervios. NOOOOOOO, nervios por ganar no, nervios porque habíamos creado en el niño la ilusión de ganar un premio y comenzaba a temer que no estuviera fundada. Por lo que comencé a susurrar a mi hijo "ya sabes que si no tenemos premio, no pasa nada". El niño me miraba confundido. 
Tercer premio compartido, se oyó por megafonía. Sería una agradable sorpresa un tercer premio, pero ..... tampoco. "Izan a veces no se gana ningún premio, hijo" reiteré. Segundo premio, también compartido. Comencé a tener autenticas ganas de volver a mi mesa y pedir otro botellín, pero no lo hice, quizá porque en el fondo todos queremos ganar, ¡que coñe!. A la vez, me embargaba un poco de ansiedad por el pobre pequeño que podría sentirse frustrado sin su premio, por lo que, antes de oír quien compartía el segundo premio, volví a repetir a su oído, "si no se gana ningún premio no pasa nada". El niño comenzaba a mirarme con cara de tristeza, o al menos eso interpreté yo.
Y megafonía confirmó mi sospecha, tampoco estábamos como segundo premio. Entonces oí una frase que me produjo un suave subidón. "Va a ganar el niño con la ducha", dijo alguien cerca de mí. Ojalá, pensé en silencio y volví a repetir a un niño un tanto extrañado ya por mi insistencia, "hijo, si no ganamos premio, no pasa nada". 

¡Padre pesado tengo!, debió pensar aquel pequeño que yo sostenía en brazos. Siempre que un niño de tres años puede llegar a tener ese tipo de pensamientos.

Y los ganadores de este Concurso de Disfraces 2014 son...... se oyó por megafonía. Ya está, ganadores, plural, nosotros no somos hijo que tu ibas solo, nos podemos volver a la mesa. "BAÑO DE ESPUMA". 
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, levanté a mi hijo todo lo alto que pude y me abrí paso hasta la puerta del Ayuntamiento con gran entusiasmo.

¿Y sabéis qué?, si preguntáis a Izan: ¿qué has ganado de premio? Os responderá: "chuches" y es que los 120€ de premio que cayeron a su hucha, para él no importan, pero las chuches si, esas si son importantes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario